" Opositar cuesta, pero es para toda la vida". Esta frase rezaba en un cartel de la academia donde empecé a estudiar mis oposiciones. Soy opositora desde hace casi cuatro años y todavía sigo estudiando. No ha podido conmigo el desánimo, el estudiar siempre lo mismo, la escasez de convocatorias...
Y es que tomar la decisión de estudiar no es algo que deba tomarse a la ligera y más aspirar a una plaza en la Administración Pública.
Cuando empecé lo hice como lo hace la mayoría de la gente, con ilusión y con ganas. Lo más duro sin duda es, aparte del temario, volver a estudiar. Cuando terminas tus estudios y empiezas a trabajar ese hábito se pierde, así que hay que retomarlo y que mejor opción que acudir a una academia para que te entrenen.
Porque es un entrenamiento en toda regla, es una carrera de fondo que tiene principio y que aunque te animen a ver la meta, a veces, está muy muy lejos.
Exiten varias reglas básicas que nos pueden ayudar en nuestros estudios. Una muy importante es la planificación. Otras saber qué queremos y trabajar para lograr ese objetivo. Ser constantes, organizados, estudiar con nuestro propio ritmo y sobre todo estar bien informado de las convocatorias y de las pruebas de selección.
En mi caso he pasado por varias etapas. Es como ir en una montaña rusa del estudiante. Primero la ilusión, luego viene la época del aburrimiento, el desánimo. Cuando se convocan plazas vuelve la ilusión, otra vez el desánimo... pero no lo dejo. Quiero conseguirlo, es mi meta y ¿cuánto tiempo me va a costar? El que sea necesario. No quiero llegar al punto de preguntarme ¿y si lo hubiera intentado?
Y no solo es aprobar un examen. Es además, aprobarlo con nota y conseguir plaza. El nivel de estudiantes ha aumentado en los centros preparatorios debido sobre todo a la falta de empleo. Aunque por otro lado son muchos también los que abandonan, porque no es fácil y no salen suficientes convocatorias y cuando salen son pocas las plazas convocadas. Entonces, después de saber lo que cuesta, del esfuerzo y tiempo invertidos para conseguir ese ansiado puesto, ¿está justificada la forma de trabajar de algunos funcionarios?
Conmigo no ha podido ni el desánimo, ni la pereza a la hora de ponerme a estudiar lo mismo una y otra vez, la falta de plazas...quiero conseguirlo, al menos poder decir "yo lo intenté" y ¿quién sabe? tal vez algún día lo consiga... tengo ganas y mucho tiempo por delante.
Por eso, para animarme mientras llega mi futuro como posible funcionaria me he puesto en mi calendario un día en el mes para mí, felicitándome por ser estudiante y ese día me doy algún que otro caprichito... ¿a que es buena idea? ya que estoy sacrificada...