martes, 27 de marzo de 2012

Segundas partes

El escritor francés Marc Levy desde su novela "Las cosas que no nos dijimos" nos lanza la siguiente pregunta "¿Y si tuvieras una segunda oportunidad?", de eso trata este previsible libro.

No creo mucho en las segundas partes, en lo que al cine se refiere pocas veces segundas partes fueron buenas, si nos vamos a la literatura, he leído segundas partes de una saga y siempre pienso  que como la primera ninguna, en las relaciones afectivas pasa casi lo mismo, alguna vez he comido en un restaurante y como no me ha gustado no he vuelto a entrar jamás. Si le damos una segunda oportunidad a una relación de pareja ¿que probabilidades hay de que salga bien? Para dar una segunda oportunidad al amor ¿hay que olvidar lo que nos hizo romper en la primera ocasión? Si no olvidamos los errores, los temores, las inseguridades, ¿saldrá bien? La confianza ¿es la misma? Con lo cual ¿es recomendable una segunda oportunidad?

En la amistad, ese estado entre varias personas tan difícil de conseguir, ¿una segunda oportunidad si se ha roto una amistad verdadera es aconsejable? A mí me ha pasado tan solo una vez. He dado una segunda oportunidad a una relación de amistad de hace muchos años. Tuve una compañera de trabajo que se convirtió en amiga, no todas las compañeras de trabajo se vuelven amigas, pero X sí porque para mí teníamos cosas en común, nos entendíamos, lo pasábamos bien, compartíamos cosas...pero por causas que ahora no vienen al caso la amistad se rompe, nos distanciamos. Como me importaba mucha esa relación sentí lo normal, tristeza, vacío, decepción no por ella sino por las expectativas que tenía, ¡había encontrado a una persona de confianza afín a mí y se acabó!

Pasa el tiempo y el destino, que está ahí para algo, nos vuelve a unir, hablamos y ¡como el primer día! Si no creo en segundas oportunidades ¿para que le dí una segunda a esta amistad? Porque pensaba que podría merecer la pena, para mí si merece la pena esta segunda oportunidad y cabe el temor de volver a distanciarnos de nuevo, pero no por eso no he dejado de confiar y sigo contándole mis cosas, mis preocupaciones, mis alegrías, todo lo que ella está dispuesta a escuchar.

Si para mí algo no merece una segunda oportunidad, vivir una segunda parte, ni me lo planteo. Tiene que ser realmente importante para mí.

Si no tentamos de nuevo a la suerte ¿nos perdemos algo? De todos modos, sigo diciendo la típica frase que me sale solita y es que...segundas partes nunca fueron buenas y la excepción sigue confirmando la regla...




viernes, 16 de marzo de 2012

En casa

Cuando era pequeña, adolescente, si mis padres me decían que no salía, les hacía caso. También es verdad que nunca me vi en esa situación, no se lo que es "no sales hoy" ,"estás castigada", "hoy no ves tu serie favorita en la tele..."  porque, era respetuosa con ellos, obedecía, cumplía con mi función de buena hija. Pienso que si me hubiera visto en esa tesitura, hubiera obedecido y punto. 


Llevo varios días escuchando en la tele y en la radio noticias y debates posteriores sobre hijos violentos. La última fue sobre una adolescente de 16 años que ha denunciado a sus padres por castigarla sin salir. La noticia daba otros datos como que la "niña" se escapó de la habitación rompiendo la puerta con un hacha. ¿Un hacha en una habitación? Lo más peligroso que llegué a tener en la mía fue un cúter y la verdad, no creo que pudiera romper ninguna puerta con eso. Encima se escapa del centro de menores, el padre se libra de la cárcel con cargos...

¿Adónde vamos a llegar? Programas como Hermano Mayor, ¿son aconsejables para algunas mentes inmaduras? Este tipo de espacios televisivos ¿aportan algo? ¿son necesarios?

Quien tiene la culpa de esta falta de respeto, la sociedad por cruel, los padres por permisivos, la ley por ser tolerante con según que actos...

La teoría de "una bofetada a tiempo" ¿es una buena teoría?

Más de una vez, en mi círculo de amistades, hemos llegado a comentar que la calle da miedo, que los jóvenes de hoy no se divierten como lo hacíamos nosotros, yo salía en los 90 y la verdad, no veía lo que hoy veo. Al haber tanta información, los jóvenes ¿se pasan? Está bien que un menor pueda denunciar a sus padres si ha habido mal trato, vejaciones, pero ¿por un castigo?

Casos como los asesinos menores que se libran de cumplir una condena, alumnos que agreden a sus  profesores, hijos que maltratan a sus padres, es un mal ejemplo para una sociedad que está creciendo.  

Si miramos en cunas más altas, vemos que Borja Thyssen lleva a su madre a los tribunales porque quiere que le de un cuadro. Venga hombre...

¿Que le estamos enseñando a los jóvenes? Afortunadamente, no todos son así...


miércoles, 7 de marzo de 2012

Aquí lo que sobra es gente...

Esto es lo que dice una sevillana sobre las personas que van al Rocío sin gustarle, que lo critican pero van, que no sienten fe por la Virgen del Rocío pero allí están...y que siguen yendo, y yo me pregunto "si no te gusta ¿para qué vas?, si no es tu ambiente ¿por qué vuelves?"

No es del Rocío de lo que quiero hablar en este post. Quiero hablar de personas que viven en España por "gusto" no por necesidad pero que se quejan, protestan, exigen...

Nunca fui racista, no soy dueña de mi nación, pero sí exijo un respeto, un saber estar porque, es mi tierra donde mis antepasados lucharon muchísimo para que hoy estemos tan bien como estamos. Y no le ponemos puertas al país, están abiertas para entrar y siguen abiertas para salir. Entonces, ese tipo de personas que viven aquí y no están a gusto porque no les gustan nuestras costumbres, nuestras ciudades, nos critican, nos infravaloran, están en desacuerdo con el sistema, ¿por qué no vuelven a su país de origen? Será que en España se está mejor.

Hablaba con un amigo hace unos días sobre este tema; tengo costumbre de recopilar algunas opiniones para poder plasmarlas aquí, y me decía que los inmigrantes lo han hecho racista, que él no quiere que estén aquí porque pretenden tener los mismos derechos que nosotros y vienen exigiendo algo por lo que no han luchado.

Insisto en que no soy racista, pero sí quiero que se respete el país o la ciudad donde viven, porque aquí se acoge a todo el mundo, y si a mi me exigen lo mínimo cuando salgo fuera de mi frontera, yo exijo lo mismo.

Entonces, a todas esas personas que no están a gusto, que no están de acuerdo con el sistema, que no les gustan nuestras costumbres, no pasa nada por volver al lugar de origen porque como dice la sevillana "aquí, lo que sobra, es gente".

(texto escrito basado en una experiencia personal)