lunes, 30 de abril de 2012

El valor de una emoción

Soy una llorona. Creo que nací así. Y no es que llore sin sentido o sin motivo, lloro porque tengo razones más que suficientes.

No son lágrimas de tristeza, de esas no quiero hablar, no interesan. Al menos a mi no me interesa contarlo. Las que me gustan, son lágrimas dulces, son bonitas, entrañables, son lágrimas que vienen a la llamada de la emoción.

Me emocionan las canciones románticas, baladas, esas canciones que las escuchas y te remueven por dentro...

Me emociona un mensaje escrito desde el corazón recibido en mi bandeja de facebook (esto va por mi amiga S)...

Me emociona la sonrisa, el olor, y ese cuerpecito que aprieto con dulzura de mi sobrinito que ahora tiene casi seis meses...

Me emociona que sin venir a cuento, mi marido me diga que me quiere cada día más...

Me emociona, que tras hacer un buen trabajo, mi jefe me diga que está contento con mi forma de trabajar, con los resultados y con mi forma de ser...

Me emociona ver que personas anónimas que no conozco de nada, dedique unos minutos de su tiempo no solo a leer los post que publico, sino que me dejan un comentario...

Me emociona ver la infinidad de fotos que tengo, porque han sido etapas de mi vida, momentos vividos que me gusta recordar...

Me emociona ese mensaje de mi amiga P. que me dice que por favor no deje de quererla, que no me puede escribir porque tiene problemas con la conexión y aparte tiene mucho lío en el trabajo, pero que se acuerda de mí...

Me emociona pasear por la playa en invierno y ver como mi Fendi (mi labrador) corre por la arena, se mete en el agua y disfruta, dándome igual si está prohibido, esa imagen no me la quiero perder...

Me emociona ir a la aldea del Rocío y ver a la Blanca Paloma, que me espera, que espera a que le cuente cosas y con solo mirarla me llena de paz, es la suerte que tengo, tenerla en mi ciudad...

Y podría estar así rellenando espacio en la bloggosfera, porque hay infinidad de cosas que me emocionan y quiero seguir sintiendo cosas, quiero seguir sintiendo que los ojos se me humedecen porque soy sensible, porque vivo las cosas en su máxima plenitud, porque no soy dura ni fría, porque no me da vergüenza que me vean llorar, me gusta como soy y no quiero que las circunstancias me cambien...

lunes, 23 de abril de 2012

Fecha de caducidad

Todo tiene un principio y un final. Si vamos a comprar lo que habitualmente comemos tenemos en cuenta la fecha de caducidad, nos fijamos muy bien en la duración de nuestros productos de belleza, nos llega a preocupar cuanta vida tiene algo. Incluso podemos aventurarnos en "adivinar" sobre si van a durar o no algunas relaciones de pareja, amistad, sociales... dándole una fecha de caducidad.

Y con los blogs ¿pasa lo mismo? Justo anoche, estaba viendo los blogs que me gusta seguir, y lo que suele pasar siempre, que uno te lleva a otro. No solo me gusta leer la entrada que la bloggera en cuestión ha escrito, sino que a veces leo alguno de los comentarios para saber la opinión del lector. Pues uno de esos comentarios era de Carla, la chica del blog "Princesa Chicle de Fresa". Me llevé una sorpresa al verla porque yo descubrí este mundo por su blog. Su blog fue el primero que vi, así que me fui a él para ver como seguía. Tengo que reconocer que hacía mucho que no me pasaba para leerlo.

Y llegó mi sorpresa. Su última entrada de despedida. Ha cerrado el blog. ¿Los motivos? Pues precisamente eso, que ya no siente motivación alguna, que ha perdido la ilusión y la magia para crear looks y mostrárselo al resto, se hacía las fotos sin ganas, está desencantada con las bloggeras. Ella piensa que no tiene estilo alguno, cosa que no creo, porque ha sabido mantenerse durante 3 años sin copiar a nadie, con un estilo personal que a mucha gente le gusta. Creo que ahí está la clave, no ser la misma chica del millón de blogs de moda que existe en la actualidad. Es original y su estilo y gusto a la hora de combinar prendas y colores puede o no gustar, pero ahí estaba.

¿Existe una fecha de caducidad en el mundo blogger? Que clase de blog se mantendrá por muchos años ¿los de moda, cocina, literarios, curiosidades...?

La capacidad de creación, ¿tiene fin? El hecho de que hayan muchos blogs ¿hace que bloggeras con años de experiencia en la blogosfera se desencanten? ¿Cuál es la fórmula para alargar la vida de un blog? ¿Existe? ¿Es ilimitado ese tiempo?

En alguna entrada, habré comentado que creé este blog por entretenimiento, sin ánimo de tener muchas visitas y seguidores, he conseguido en poco tiempo muchas cosas y todas buenas, muchas de ellas inimaginables, y tendrá una fecha de caducidad ¿cuándo? Cuando ya no tenga nada que decir, cuando ya no me pasen cosas interesantes, cuando deje de gustarme coger mi netbook y sentarme a escribir...

Que verdad es que todo tiene un principio y un final...







martes, 17 de abril de 2012

Juzga tu mismo

Desde que nos levantamos estamos juzgando a la gente que vemos por la calle, en el trabajo, en las revistas, en los blogs...o ¿no es así? Abrimos un blog, lo seguimos o no y lo primero que hacemos es juzgar a la bloggera en cuestión, pero ¿nos gusta que nos juzguen a nosotros? Si alguien nos hace una crítica sobre nuestra forma de vestir, nuestra pareja, no pensamos que es esa la imagen que tiene esa persona de nosotros, pensamos que son celos, sin embargo, si la crítica es buena, nos alegramos y pensamos que tiene toda la razón.

En el nuevo programa de televisión El Número Uno, profesionales del mundo de la música tienen que juzgar a los aspirantes a artistas. Es curioso ver como cuando la crítica es mala, se lo toman mal, se quejan, protestan, se excusan diciendo que siempre lo hicieron bien, que estaban nerviosos...pero si la crítica es buena se lo creen porque la opinión viene de profesionales que saben lo que dicen. Entonces, ¿necesitamos la crítica para mejorar? ¿Es necesaria? Por qué criticamos ¿estamos vacíos? ¿Es falta de autoestima?

¿Es lo mismo opinar que juzgar? Que preferimos, ¿una crítica constructiva o el silencio?

En el momento en que juzgamos ya estamos abriendo la veda para que el resto lo hagan con nosotros, por eso mismo, no me gusta juzgar porque no quiero que lo hagan conmigo, eso sí, admito todo tipo de críticas, las buenas y las menos buenas siempre que se hagan desde el respeto. Si me piden una opinión la doy sincermente y lo más objetiva posible, porque ¿que sabemos del resto para cebarnos de mala manera?

 Pienso que no debe juzgarse un libro solo por las tapas, hay que ir un poco más allá...

lunes, 9 de abril de 2012

Déjate de cuentos...

¿Se siguen contando los mismos cuentos que cuando éramos pequeñas? Si? Pues esa es una de las cosas que, por ley, deberían cambiar, porque ¿qué nos enseñaron?

En el caso de Blancanieves teníamos que competir con una cincuentona por la belleza y teníamos que esperar tanto a nuestro príncipe azul que nos quedábamos dormidas... ¿Competir con quien? Y ¿Esperar a quien? Una de las aspiraciones y preocupaciones de Blancanieves era mantener la casa limpia mientras que los 7 enanitos del bosque trabajaban. ¿Ese era el trabajo de Blancanieves? Que triste por Dios...

Y la Cenicienta que, donde me la dejáis...Limpiando y aguantando el acoso de sus hermanas y madrastra y nada, otro príncipe para ella, de trabajo y aspiraciones nunca más se supo...

La Bella y la Bestia. Un caso más para convencernos de que la belleza está en el interior, pero entre nosotras, con quien nos quedaríamos a primera vista, con Danny DeVito o con Jon Kortajarena...no tengo ninguna duda, por muy buena gente que sea DeVito, sin dudarlo me iría con mi Jon, porque está muy claro que lo que primero entra por los ojos es la belleza exterior. Y que queréis que os diga, si para saber lo buena que es una persona hay que pelarlo primero...pues sinceramente, ni tengo tiempo ni estoy por la labor. 

¿No deberían de haberle quitado la custodia a la madre de Caperucita Roja? La manda a casa de su abuelita que vive en el bosque aún sabiendo que el lobo está por ahí dando una vuelta. Con este cuento nos enseñaban que no debíamos fiarnos de extraños y parece que no me lo aprendí muy bien porque he conocido a cada lobo por ahí....

Y el cuento que nos hemos tragado ya con la veintena en mi caso, no es otro que Sexo en Nueva York. A ver, nosotras queremos ser independientes, queremos estar con un hombre que nos respete, nos cuide, no nos haga daño. Durante todas las temporadas esa Carrie se ha  bebido los vientos por un Mr Big que ha pasado de ella, la ha dejado por otra, ha vuelto, la deja plantada en el altar, se acomoda en el matrimonio...¿quien quiere eso? Y si nos encontramos en la vida real a una Samantha, que las hay porque las conozco, ¿no la criticamos? El perfil de Charlotte,  ama de casa que deja su trabajo para dedicarse a sus niñas ¿perdona? y el más normalito o eso creo, es Miranda, porque tiene su buen puesto de trabajo, tiene un marido que físicamente no vale un duro pero como persona es un sol y tiene un hijo que no le absorbe.

Nosotras, ¿seguimos viviendo de cuentos? ¿Quien queremos ser, Blancanieves o Miranda?