jueves, 12 de octubre de 2017

Lemon Chaos

Hace unos días, tras publicar mi post titulado "Un rato contigo", Lemon Chaos me dejó el texto que a continuación comparto con vosotros. Es tan bonito que no veo bien quedármelo solo para mí. A Lemon Chaos no solo le agradezco que se haya tomado unos minutos en escribir este texto y compartirlo conmigo, sino le agradezco también cada comentario que me ha dejado. Mil gracias de corazón.

Que lo disfrutéis. Espero que os guste tanto como a mí. 

Un día íbamos caminando junto al río y te dije que quería que me enterrasen, que ya había tenido suficiente con aquel incendio, que sabía que no iba a llegar a vieja, que no quería siquiera que pasase.
Tú primero te incomodaste y después me seguiste el juego. Yo hablaba en serio.
Ya no me sacas fotos, te dije. ¿Qué ha sido de aquella época en la que mediante instantáneas plasmabas el recuerdo de nuestro amor?
Te incomodaste y te reíste para quitar hierro al asunto. Yo hablaba en serio.
Yo te quiero y necesito que me quieras. ¿Te acuerdas de...?
Iba enumerándote cada una de esas fotos:
-Junto al Escorial ese día que me mareé con el olor del lechazo.
-En Salamanca junto a tus compañeros aquella vez que me dio fiebre y comprobamos la eficacia de las urgencias a las 2:00 de la mañana.
-Ese beso que nos dimos en Grecia en la roca mágica.
-El día después de nuestra primera discusión. Nosotros y tres loros.
-Montando camellos...
-Ese balcón en Delphy.
Pasó cerca de un año o quizás año y medio. De pronto empezaste a hacer fotos de nuevo.
Ya no me querías. Eran el recuerdo del final.
Hace poco me dejaste. A cuentagotas has dejado que me desangre y poco a poco estoy muriendo.
Y lo peor de todo es que no vas a cumplir tu promesa. No me enterrarás, porque por muy muerta que esté, es ilegal.
Otras fotos, otras personas, un montón de recuerdos y por eso te acompaño en el sentimiento. 
Voy a calentar el almuerzo.

miércoles, 27 de septiembre de 2017

Un rato contigo

He llegado a casa. Estoy cansada. Es de noche, pero es temprano aún para preparar algo de cena. 

Estoy pensando en ti. Me sirvo una copa de vino tinto, un cd con música lenta, relajada, romántica y un archivo de fotos tuyas. La luz de la lámpara que uso para la lectura está baja. Luz cálida para un momento cálido...

Fotos tuyas en el gimnasio. Me fijo en tu cara de esfuerzo para mantener la tensión de los músculos de los brazos justo como me gusta, el sudor por tu frente, tu sonrisa para la foto. Antes de perderme paso a otra. Sorbo de vino.

Tu imagen relajada en el sofá de casa. Despeinado, despreocupado. Tú. Al natural. Dejando al lado tus preocupaciones para ofrecerme una mirada de cariño, un abrazo con tu boca. Otro sorbo de vino.

Una foto de un viaje que hiciste lejos con gente con la que te sentías lejos. Y desde allí te acordabas de mí. Lleno la copa.

Un rato en cada foto imaginándome ahí contigo va a provocar terminarme la botella y tendré que buscar el modo de calmar las ganas que tengo de ti.

El mar, la arena, el sol y tú. La playa que tan bien te sienta. Paso a otra con lo que más quieres y que te pone triste no pasar más tiempo con él, tu hijo.

Me gustan tus instantáneas familiares. Otra vez el mar como acompañante...Y listo para una cena en una terraza.

Otra copa. La rosa que me regalaste. Ahí está. No se marchita en mi pensamiento. 

Y la foto de la conquista, del comienzo, de la desconfianza de los primeros minutos de conversación, de la perdición, de querer dejarnos llevar, de provocar momentos que vendrían después...

Se acabó el vino, la música llegó a su fin. Cierro tu álbum de fotos hasta la próxima vez que necesite estar contigo. 

Voy a preparar algo de cena...

(Las fotos que describo en este texto son reales. La persona a quien va dedicado existe. El momento que describo existió).

sábado, 12 de agosto de 2017

Tengo ganas...

Tengo ganas de llamarte.
Tengo ganas de que me respondas a la llamada.
Tengo ganas de comprarme muchos perfumes para luego ponerme solo uno.
Tengo ganas de estrenar labiales rojos y maravillarme de lo guapa que me hacen.
Tengo ganas de comer helados de sabores nuevos, de esos que nunca me atrevo a elegir.
Tengo ganas de ti
Tengo ganas de atreverme a hacer un viaje sola. Sin llorar ni un solo día por probar la soledad.
Tengo ganas de leer libros buenos. Y de ver películas reveladoras.
Tengo ganas de saber qué piensas en realidad de la última foto que te envié.
Tengo ganas de olerte y que ese recuerdo me quede para siempre.
Tengo ganas de cocinar comida rica.
Tengo ganas de estrenar zapatos nuevos.
Tengo ganas de cerrar las heridas abiertas, las que duelen, las que escuecen, las que queman.
Tengo ganas de atreverme.
Tengo ganas de ser valiente.
Tengo ganas de que me decepciones mucho para olvidarme de ti. No es suficiente con lo que me has hecho.
Tengo ganas de seguir conociendo a gente maravillosa.
Tengo ganas de perderme contigo.
Tengo ganas de encontrarme a mí...

lunes, 12 de junio de 2017

Gracias, Amancio.

Lo ha vuelto a hacer. Amancio Ortega ha vuelto a donar dinero para una causa importante. Ha vuelto a donar más de 300 millones de euros para la investigación contra el cáncer y para que los equipos que estén obsoletos sean cambiados por otros nuevos.

Pero esto no ha gustado a todo el mundo. No es la primera vez que el señor Ortega dona una cantidad importante de dinero. Pero sí ha sido la primera vez que personas han rechazado este gesto de solidaridad.

Así lo veo yo. Creo que es un gesto de solidaridad. No es lo que le sobra, es destinar una parte de su fortuna a los colectivos o personas más necesitadas. En este caso a la Sanidad Pública.

Hay gente, que desde su resentimiento, dicen que no aceptan limosna de un empresario con supuestas malas prácticas con sus empleados. Gente que aprovechando este gesto de caridad, vuelven a sacar el tema de la explotación de sus trabajadores. Gente que compra en Inditex. Gente que no denuncia estas supuestas malas formas. Gente que no ve más allá de su corto entendimiento.

Puede ser que el señor Ortega no trate bien a sus empleados, "explotación" dicen algunos. Pero son tantas las empresas que lo hacen, a pequeña escala incluso. Yo me he sentido explotada en mi trabajo en alguna ocasión. Y no denuncié. Ni nadie denunció por mí. 

Bienvenido sea el dinero que unos que pueden hacerlo, lo donan para tratar enfermedades, para la investigación, para modernizar máquinas que ya tenemos, para intentar salvar a más personas.

Leí el testimonio de una persona con cáncer que le agradecía a Amancio Ortega ese dinero. Ella decía que como estaba casi curada no haría uso, de momento, de las nuevas máquinas, pero sí otras personas. 

Yo soy voluntaria del Banco de Alimentos de Granada. Es muy bonito ver cómo la gente ayuda a los demás, se vuelca para que otros puedan comer, para intentar subsanar sus necesidades, todos aportando algo. Hicimos una montaña de comida. En el caso del fundador del grupo Inditex, que destina una parte de su fortuna a mejorar la vida de los demás, es criticado, es insultado. A mí me da igual que esto lo haga para lavar su imagen de explotador como dicen algunos. A mí lo que me interesa es que en vez de donar ese dinero a otra causa o dejarlo solo en Galicia, lo dona a algo tan importante como es mejorar la sanidad que tenemos y se acuerda de toda España. 

Desde aquí GRACIAS SEÑOR ORTEGA por su generosidad. Es una minoría la que es desagradecida. Los demás aplaudimos su buena voluntad. 

viernes, 19 de mayo de 2017

Flores

No me gusta que me regalen flores. Me gustan, son bonitas y entre mis preferidas están las rosas blancas. No me hace ilusión que me regalen flores aunque vengan con un regalo material. Las flores duran poco, se mueren, hay que cuidarlas y baratas no son.

Alegran la casa y por eso de vez en cuando compro alguna, tres como máximo. 

Bombones. Eso sí que es un buen regalo. Es sonrisa al instante. Es abrir la caja de bombones y la felicidad fluye. No sabes cuál elegir, todos tienen una pinta estupenda. Son bonitos y deliciosos. No es dinero tirado el que se gasta en unos ricos bombones.

Me encanta pararme en los escaparates de las bombonerías y observarlos, comprarlos, probarlos. Es una obra de arte lo que es capaz de hacer algunos con el chocolate. Chocolate negro, con leche, con almendras, nueces, blanco, con fruta...bombones rellenos de crema, de licor, de mermelada...

El otro día estuve en una boutique porque una Personal Shopper además de asesorarnos como clientas a la hora de comprar, nos contaba trucos para acertar con nuestro look y saber comprar mejor nuestras prendas según nuestra tipología, color de la piel, el cabello y los ojos...Bueno, durante la jornada brindamos con cava, tomamos unos pasteles, pero los ohhh! y los ahhh! vinieron cuando sacaron las bandejas con los bombones. Nos acercamos a las bandejas como moscas a la miel. Y no sabíamos elegir solo uno, los queríamos todos.

¿Qué efecto hará en nosotros el chocolate? ¿Por qué nos alegra tanto una caja de bombones?






domingo, 14 de mayo de 2017

El hilo rojo del destino

Dice una leyenda de Asia que un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancia. El hilo se puede estirar o contraer, pero nunca romper.Y con el tiempo nos encontramos. 

Me parece tan preciosa esa leyenda que me la creo. Además, pienso que me funciona. Creo que estamos conectados a otras personas y que sin saber por qué ni cómo al final nos encontramos. Y que si nos distanciamos por el motivo que sea y nos volvemos a encontrar es porque el hilo no se ha roto, simplemente se ha enredado...

Me gusta este tipo de leyendas. Las románticas, las que tienen que ver con el amor, la amistad, la familia, la suerte...No creo en ella por falta de inseguridad ni por darle un sentido a todo. No creo en las casualidades, creo que las cosas pasan por algo y si alguna vez no encuentro explicación a cualquier cosa, al final el tiempo me da la respuesta.

En cuanto al invisible hilo rojo sí me pasa. Tengo un amigo de hace muchos años. La relación de amistad la sostiene el hilo rojo. Pasa el tiempo y no nos hablamos, no sabemos el uno del otro, de repente nos hablamos durante varios días, nos prometemos tener más contacto, y el hilo se tensa y no ocurre, se enreda y se desenreda y volvemos a tener contacto. Nos enfadamos pero ni uno ni el otro rompe ese hilo. 

Soy una romántica y la idea de pensar que ese hilo rojo me conecta a personas que volverán, que están por conocerlas o que siempre me tendrá conectada a alguien especial me gusta.

¿Y a ti? ¿Crees en ese hilo rojo? ¿De qué color es tu hilo? 


viernes, 5 de mayo de 2017

Quiérete mucho

Estaba sentada junto a su novio. Yo estaba a pocos pasos de ella y la oía resoplar. Como si le faltara el aire. La miré unas dos veces y se reía pero al momento volvía a resoplar y tenía cara de no querer estar allí o de no estar pasándolo muy bien.

Me acerqué para preguntarle si se encontraba bien. Me dijo que sí. Me contó que estaba muy nerviosa porque esta prueba era muy importante para ella.

Tal vez pensó que al ser miembro del jurado del cásting al que se presentaba tendría más oportunidades de ganar si hablaba conmigo que otras. Yo le pregunté porque vi que lo estaba pasando mal y que no debía tener nervios al presentarse a un cásting para mujeres curvys. 

Me explicó que se presentaba a esta prueba porque quería ganar en autoestima, en seguridad. Ninguna de las dos cosas tenía. Poniéndome en su lugar traté de animarla.

Le dije que confiara en sí misma. Es muy importante ir con confianza a una prueba, a una entrevista de trabajo, a una primera cita...El "no" lo tenemos de serie, pero lo que compensa cuando te dicen "sí". Le recalqué que fuera ella misma, que si tenía que reír que riera, que si se emocionaba que no lo tratara de ocultar, porque, lo que tú no ves, al jurado le puede encantar. Que tal vez no pase esta prueba, pero le da experiencia para futuras. Y puede ser esa la llave que abra la puerta de tu sueño.

Entró en el salón algo insegura. Fue la primera. Yo estaba en la mesa del jurado. Ella, que es muy alta, se hizo algo pequeña, pero poco a poco ganó en confianza porque le dimos confianza, le proporcionamos un ambiente relajado, como si estuviera entre amigas. 

Ha sido seleccionada para el concurso. A estas alturas ya sabrá que fue elegida junto a otras tres compañeras más. Tal vez se esté acordando de mis consejos, o tal vez no. De todos modos yo me siento bien porque traté de animar a una persona que se sentía infravalorada, como yo hace unos años.

Qué importante es tener a alguien cerca de ti que te pregunta si te encuentras bien cuando te oye soplar...