sábado, 29 de diciembre de 2012

Ganas de 2013

Tengo ganas de empezar el año. No me ha ido mal 2012 lo que pasa es que me gusta estrenar cosas. Y lo de estrenar un año me gusta muchísimo. Todo un año con sus 12 meses lleno de cosas nuevas, seguro que vendrán momentos malos, regulares pero también los habrá buenos, espectaculares e inolvidables.

No voy a hacer balance del año que termina. Si tengo la capacidad de quedarme con lo bueno, el balance no tiene sentido y la verdad, ¿para qué sirve? Lo que pasó ahí se queda. Tengo la capacidad de romper con las cosas que no me hacen bien, con las que me entristecen y decepcionan. 

Una de las cosas que estoy viendo estos días en las redes sociales es la expresión "el último sábado del año, el último viernes, el último cine..." y me agobia mucho. Hoy me ponía mi mascarilla facial semanal y sonreí al pensar en que es mi última mascarilla del año...Eso de "el último" me sabe como al fin de algo y prefiero pensar en la palabra continuar, seguir, avanzar. No quiero tener lo último de nada. Quiero que todo sume, que sea una cosa más. 

No espero nada del año que entra. No quiero soñar ni desear nada. Quiero que me sorprenda. Si la regla que me viene ocurriendo se cumple, éste será un buen año porque curiosamente me han pasado cosas muy buenas en los años impares. ¿Lo más importante? Me casé en el año 2007 y ahí empezó a suceder cosas. 

Sea como sea y venga como venga lo voy a aprovechar, a vivir intensamente, a seguir interesándome las cosas importes de la vida que curiosamente son las más pequeñas y las que no cuestan dinero. Las cosas del corazón y los sentimientos. 

Sólo siento algo como lo último del año. Esta entrada.

Te espero en 2013.

Feliz Año Nuevo.




lunes, 17 de diciembre de 2012

¿Por qué no?

En Navidad hay dos grupos de personas que tienen opiniones diferentes sobre estas fechas. Los niños están encantados, contentos, ilusionados, felices...Los adultos están deseando que pasen y piensan que todo esto es un rollo. Quiero volver a sentir lo que sienten los del primer grupo.

Recuerdo que cuando era pequeña me ilusionaba mucho la Navidad, me gustaba poner el árbol, adornos, escuchar villancicos y creer que mis sueños se iban a cumplir porque para eso está la Navidad, para que se cumplan los sueños. 





He salido a comprar los regalos y me he encontrado con gente que piensa que son fiestas hipócritas, falsas, donde el gasto es innecesario, gente que le nombras el árbol y te ponen caras raras y otras que están hartas de escuchar villancicos en los abarrotados centros comerciales.

Este año yo empecé igual. De entrada me daba una pereza tremenda poner el árbol. No tengo niños y lo he puesto para mí, para nosotros, mi señor J y yo. Y me ha quedado precioso. La otra tarde, mi vecina puso un CD de villancicos a todo volumen y lejos de molestarme me gustó. Esos mismos cantaba cuando era pequeña. 

Este año voy a salir a buscar gente feliz porque estamos en fiestas. Voy a pararme a ver el alumbrado. Voy a comprar muchos bombones. Y voy a alegrarme porque un año más puedo compartir todo esto con mi familia y amigos. Y aunque mi abuela no está del todo bien, si Dios quiere, estará en la mesa con nosotros. Y el año que viene ya se verá. Porque en realidad no sabemos que nos va a traer el nuevo año, no sabemos si el mundo se va a acabar, si éstas son las últimas...




Y yo tengo mucho que celebrar. Mi sobrino está descubriendo la Navidad y quiero disfrutar de eso, mi señor J sigue queriéndome cada vez más, mi familia está bien, quiero cantar villancicos, quiero compartir momentos alrededor de unas tapas, un café, unas copas, quiero felicitar las fiestas porque estamos vivos y eso hay que celebrarlo y aparte de todo esto vamos a estrenar un año. 

Así que pensaré en los que no están y en vez de estar triste y ponerme el traje de El Grinch voy a ponerme un vestido de fiesta, unos zapatos de tacón altos, un pintalabios de color rojo y voy  a disfrutar de estas fiestas porque hay que vivirlas como si fueran las últimas. 

Feliz Navidad. 


(Fotos:Pinterest)

martes, 11 de diciembre de 2012

Un experimento

Este año voy a experimentar algo. Quiero saber cuanta verdad hay en esos mensajes que se envían al móvil por Navidad. Esos mensajes que te desean que el próximo año sea el de tu vida, de sueños cumplidos, con más salud si cabe y que la amistad dure en el tiempo.

Este año no voy a ser la primera en enviarlos. Y aquí viene mi experimento. Quiero comprobar quien se acuerda de mi realmente. Quien se toma unos segundos para enviarme un mensaje deseándome un año fabuloso. Y no me sirven los mensajes en cadena donde le das a copiar a toda tu agenda de contactos.





Me refiero a ese mensaje pensado solo para mi. Quiero saber quien realmente se para y piensa durante unos segundos que quiere que me traiga 2013. Y tengo toda la tecnología gratis habida y por haber. Dejando el sms que cuesta unos céntimos, así gratis tengo el correo electrónico, facebook, twitter y whatssapp, vamos no será por medios.  A ver, me haría muchísima ilusión recibir una felicitación de Navidad, pero eso de comprarla, escribirla con una letra mona, ponerle un sello (¿qué es eso?) y enviarla se que no va a ocurrir. Hay medios gratis. 

Por eso, este año voy a esperar y doy tres oportunidades. Una la felicitación de Navidad, otra la de Nochevieja y la tercera la de Reyes. La de Navidad lo típico, que tenga una buena cena en compañía de toda mi familia y bla, bla, bla. La de Nochevieja pues eso, tener una buena entrada de año y que no me atragante con las uvas (aquí se pide un pelín de originalidad por favor) y la de Reyes pues que me traigan montañas de cosas (si podéis obviar la salud mejor, tengo mucho de eso).

Se que voy a recibir esos mensajes, serán cadenas, esos de copiar y enviar pero oye, no pierdo ni la esperanza ni la ilusión de recibir de los otros... 






(Fotos: Pinterest) 

sábado, 8 de diciembre de 2012

Otra historia.

La que ha liado el Papa. Vamos, no tenía una cosa mejor que hacer que ponerse a desmontar el Belén y a darle un lugar de nacimiento a Sus Majestades Los Tres Reyes Magos. Pienso que lo del Belén es porque no tiene espacio suficiente y como le sobraban figuritas, ea, no se hable más, el buey y la mula fuera. Vamos, digo yo que es preferible prescindir de algunos pastores, pero no, los animales más entrañables los saca de un plumazo.

Pero lo que me toca la nariz es el tema de los tres reyes. Da igual de donde fueran, ¿Van a ser mejores? ¿Peores? ¿Se nos va a acabar la ilusión porque sean andaluces, vascos o madrileños? El tema está en el chiste manido y con poca gracia que se hace de todo esto. Estaba claro, muy claro, que los chistecitos fáciles iban a salir a borbotones.

Según Su Santidad y su interpretación de las lecturas, los Reyes Magos provenían de Tarsis concretamente aunque comentan también que no podrían ser sólo de Huelva, sino de Cádiz y Sevilla. 

Soy de Huelva y podría estar loca de contenta, orgullosa tal vez. Lo que no me gusta ya son las descalificaciones. El que fueran de aquí no significa que es normal porque no les gustaban trabajar. A ver, nosotros los andaluces nos levantamos a las 6 de la mañana para ir a trabajar. ¿No nos gusta la fiesta? Nos encanta, la vivimos a tope, la disfrutamos y ansiamos un puente o un fin de semana como cualquier persona  porque trabajamos y porque sabemos divertirnos. 

No me extraña que los Reyes Magos fueran de aquí porque tenemos un clima envidiable, unas provincias preciosas, se vive divinamente, la gente es simpática y hospitalaria y si hablamos ya de lo que los reyes podrían llevarle al niño no llevarían tres cositas, no, llevarían un montón de ellas y necesitarían un tráiler para transportarlas. 

Y es que Andalucía es tierra de actores, pintores, escritores, periodistas, cantantes...y de Reyes Magos. 

domingo, 25 de noviembre de 2012

Alma Aguilar

No tengo ni idea de moda, se lo que me gusta y lo que no, lo que me queda bien y lo que no me hace justicia. Me encanta la revista Vogue y los documentales de grandes diseñadores que colecciono en cuanto alguno de ellos caen en mi manos. 

Hace poco tiempo mantengo una relación cibernética con Alma Aguilar. Mi relación no empezó porque quise comprarle alguna de sus maravillosas prendas, sino porque le escribí un correo personal y sin esperarlo me respondió.

No fue una respuesta de dos líneas, con eso ya me hubiera conformado, fue un correo casi tan largo como el mío y quien me conoce sabe que mis correos son lo más parecido a editoriales o testamentos. Si, si escribo un correo es para contar cosas, no para escribir dos líneas.

El caso es que entre comentarios, correos y su fabuloso blog he descubierto una parte de esta creadora. Una parte que gente más o menos relevante, más o menos importante no tiene. Al menos lo que he visto en documentales o en entrevistas. 

Es ese "divismo" que creo que en algunos casos es aprendido, porque si no es así, que horror. A mi me gusta la gente sencilla sea cual sea su profesión. No creo que por ser una diseñadora, presentadora o actriz de éxito por ejemplo, haya que ser prepotente y hasta antipático. Por eso la cercanía que muestra Alma Aguilar con sus comentarios, sus mensajes me parece algo tan bonito, tan natural, que merece ser reconocido. Su blog es cercano, cuidado, bonito y al leerlo puedes hacerte una idea de como es. A veces Alma ha comentado que sus post son largos pero a mi se me hacen cortos y me deja siempre con ganas de saber más. 

Estamos en continua evolución, nos fijamos en los demás y copiamos conductas, formas de ser, pero a veces, pasamos por alto que la sencillez y la naturalidad es algo que está de moda y con el tiempo sigue gustando. Y mucho. 

martes, 20 de noviembre de 2012

Una tarjeta, por favor...

Parece ser que cada año llega antes la Navidad. Dentro de nada aflorarán nuestros mejores deseos. Hace como unas semanas llevo viendo catálogos de juguetes. Reconozco que ya estoy pensando en los regalos que voy a hacer. Me gusta regalar en Navidad, me gusta  dar mi regalo el día 25. Lo que no me gusta es recibir en mi correo electrónico esas felicitaciones navideñas. 




No, no quiero esas felicitaciones electrónicas tan impersonales. Quiero que el cartero que me trae las facturas de la luz, el agua, la publicidad incitándome a comprar me traiga una felicitación de Navidad. Quiero ese Christmas, (no me gusta nada esta palabra), con su purpurina, con sus angelitos, sus ovejas, su pesebre, su niño Jesús regordete, el buey, la mula, la estrella anunciadora y una frase deseándome "Feliz Navidad y un próspero Año Nuevo"...quiero todo eso y no lo voy a tener. 

Y por qué no lo voy a tener. No lo voy a tener porque ya no dedicamos tiempo a buscar una tarjeta bonita, ya no nos hace ilusión ponerle un sello y enviarla para que llegue a tiempo. Ya no le damos el valor que tiene. Y a mi me gustan tanto...




Las quiero poner colgadas en mi árbol de Navidad, ponerlas luego en mi panel de corcho donde tengo las fotos importantes para mí, las fotos bonitas, las fotos que quiero ver cada día.

Así que creo que este año, voy a comprar tarjetas de Navidad (no, no voy a llamarlas Christmas, que nombre tan horrible) y, o las envío o las colgaré de mi árbol. Así que este año tendré, roscos de vino, bombones, regalitos, algún que otro villancico de fondo y mis felicitaciones en forma de tarjeta.

Así soy yo, nostálgica y de costumbres...


(Fotos: Pinterest)

martes, 6 de noviembre de 2012

¿Qué quieres ser de mayor?

Hay profesiones totalmente vocacionales, curas, monjas, periodistas, médicos, enfermeras...Profesiones donde la entrega al trabajo debe ser incondicional, total. 

Dicen los curas y las monjas que en su momento recibieron la llamada de Dios y su amor al prójimo les hizo abandonar la vida normal para entregarse a la vida espiritual para estar más cerca de los necesitados y dar consuelo. 

¿Qué tipo de llamada recibe el sector sanitario? Tengo a un familiar muy cercano en el hospital. Está muy mal y estamos muy preocupados. No somos la típica familia plasta que da la lata por tonterías, no estoy hablando de un mal paciente. Hemos tenido la mala suerte de dar con un equipo de enfermeras que no se todavía que pintan ahí. Son antipáticas, desagradables y muy maleducadas. Les molesta que las llames, ponen mala cara cuando le hemos pedido asistencia.



No queremos que vengan cantando porque no tenemos ganas de cantar y tampoco es su misión, queremos un buen trato. Porque son enfermos los que están ahí, no estamos de vacaciones en ningún hotel, no estamos de crucero. Cuando dicen "ahora mismo" échale, puede pasar media hora perfectamente para que acudan. 

Afortunadamente no todas son así, pero esa clase de "enfermeras" deberían estar más vigiladas. Y lo están, porque hemos hablando con la supervisora de planta. Pero claro, hay que aguantar la mala educación. Esta opinión es colectiva, porque cuando llevas tiempo con un familiar ingresado pues haces migas con los vecinos de habitación y sienten el mismo apuro a la hora de llamarlas por la cara de acelga que te ponen. 

Mi tía es enfermera en otro hospital. Alucinaba con esa forma de ser y comentaba "es que las hay con vocación y otras que han visto que en su momento la enfermería tenía mucha salida laboral" Pues es muy triste que te toque el equipo amargado con su trabajo y que van a cumplir las 8 horas del turno y punto. 



No hay que preguntarle al niño qué quieres ser de mayor, hay que preguntarle que si realmente está preparado y capacitado no solo para trabajar sino para ayudar. Porque son profesiones donde no sólo se requiere unos conocimientos, sino ayuda. 

Un mensaje para esas enfermeras que se quejan, protestan y que para nada les gusta su trabajo, "Dejen el sitio para los que verdaderamente lo quieren, lo viven, les gustan" y vosotras pues a otra cosa, mariposa. 

Por el contrario tengo que decir que no todo es malo también tuvimos la suerte de conocer a otros turnos donde el personal  era un encanto. 

¿Tan difícil es ser amable?





(Fotos:Pinterest)

domingo, 28 de octubre de 2012

Creer o no creer

Nos pasamos la vida creyendo. Cuando nos venden un tratamiento milagroso contra las arrugas, queremos creer que nos funcionará. Creemos en esas dietas milagrosas con nombres difíciles de recordar. Cuanto más sofisticado sea el nombre de la dieta, de la crema, o del producto en cuestión más nos creemos que va a funcionar. Cómo no va a hacerlo con ese precio o ese nombre...

Pero no voy a hablar de cremas caras. Sino de dos creencias que tiene sus fieles y sus detractores. El champú de caballo y la Ley de la Atracción.

Prometo que jamás he probado el champú de caballo, ni siquiera he estado tentada. El mencionado champú promete un cabello más fuerte, con más brillo, favorece el crecimiento, evita la caída...y está destinado para uso veterinario. Lo mismo que no como la comida que le doy a mi perro, porque está destinada para él, tampoco iba a exponer mi cabellera a tal producto. Creo recordar que Antena 3 emitió un programa sobre este producto. Los casos. La mayoría decía que era una estafa, no habían notado nada bueno, al contrario, irritación, pérdida de pelo, aspereza en el cabello...La opinión del veterinario, "es un producto destinado para el pelo de un animal, con un ph diferente al del ser humano y es perjudicial para la salud". Sin embargo otras personas declaraban que estaban encantadas con este producto porque su pelo seco, apagado y frágil había cambiado por completo. ¿Fue el champú o intervino algún otro factor?




La conocidísima Ley de la Atracción. Los artífices han escrito libros, hecho películas, dado conferencias y una vez que ves todo esto piensas "si me concentro en mi deseo y todos los días le dedico un ratito a mi sueño, el universo me lo dará" A ver, no creo que esto sea así, porque si así fuera ¿no tendríamos todo lo que deseamos? El universo, ¿nos da lo que queremos si lo pedimos con fuerza e ilusión? Pienso que son necesarios algunos comentarios positivos y experiencias buenas para creer con los ojos cerrados. En este apartado tengo que decir que tengo una amiga que cree en la mencionada fuerza, las cosas no le van mal y ella piensa que funciona. La vida da cosas buenas o malas ¿no? Si le echamos la culpa al destino de la mala fortuna, de la buena la responsable ¿es la ley de la atracción? o forma parte de la vida misma con su altos y sus bajos. 

El champú de caballo y la ley de la atracción ¿negocio para recaudar? ¿Necesitamos creer en algo cuando no le buscamos solución de otro modo? 

Creer o no creer ¿es esa la cuestión? ¿Lo necesitamos?



(Fotos: Pinterest)



domingo, 21 de octubre de 2012

Un buen final

Me gustan las películas que no tienen un final previsible. En las románticas ya sabemos cómo va a acabar la cosa, quedan juntos para siempre. En la de buenos y malos, ya sabemos que el bueno puede con el malo malísimo que resulta ser hasta feo. En las de intriga nos tienen asustados todo el rato para que al final una persona, como mucho dos, resuelvan la situación. En las de miedo no lo se porque como no me gusta no las veo.



Hace unos días vi una romántica. Me gustan. Soy piscis. El argumento lo resumo de esta forma. Una chica de 37 años para mi gusto fea (Uma Thurman) al divorciarse acude a una terapeuta. Sigue los consejos de vivir la vida, de abrirse al amor y conoce a un chico de 23 años. Las dudas vienen cuando tras unas cuantas citas él le rebela la edad. Dudas, temores, preguntas...pero siguen. ¿Que pasa con el paso del tiempo? Pues que ella necesita otra cosa, ya pasó por esa época, ahora quiere alguien más maduro. Él hace cosas propias de un chico de su edad pero la quiere. Al final, ella dice que lo quiere y por ese motivo deben romper. Ella dice que él se merece a alguien de su edad con la que formar una familia porque ella no quiere eso en su vida. 



Un final diferente. Un final normal. Un final lógico. ¿Seríamos capaces de decirle a nuestra pareja que lo queremos tanto que queremos lo mejor para él y por eso lo dejamos? ¿Por qué en muchas películas el final es tan previsible?



(Fotos: Pinterest)

domingo, 7 de octubre de 2012

¿Comemos?

Tengo un Whatsapp de mi amiga preguntándome cuándo vamos a quedar para comer. Y es que tenemos que hablar de nuestras cosas y tenemos que hacerlo comiendo. Podíamos hablar por teléfono, enviarnos algún mensaje por Facebook, al móvil, pero no, a nosotras nos gusta hablar mientras comemos. Además, es muy divertido.




Y esto me pasa con mucha más gente, la típica pregunta ¿comemos juntos? forma parte de mi vocabulario habitual, de mi forma de ser, de nuestra forma de comunicarnos. El sitio da igual, da lo mismo ir a un chino, italiano, de tapas, de montaditos....

Lo importante es quedar, hablar por los codos, ponernos al día. Y todo es más divertido si comemos. Llevo quedando para comer no se ni el tiempo, he tenido almuerzos cortitos y otros descomunales, de los que empiezas a las tres de la tarde y te vas a casa a las ocho. Y es que lo importante es compartir, intercambiar opiniones y gustos, volver con la sensación de que conoces más a esa persona y ese dolor en la cara de tanto reír...




Por qué nos gustará tanto comer...


(fotos: Pinterest)

martes, 25 de septiembre de 2012

Dios salve a mi zapatos

Con el cambio de estación tengo que hacer recuento de la ropa que tengo, de la que no, de la que necesito, de la que no necesito pero me gusta y quiero tenerla, pero sobre todo me entra esa necesidad mezclada con angustia porque no tengo zapatos que ponerme. ¿No? ¿Seguro? Bueno, si tengo porque desde el último otoño invierno hasta el que empezamos no se han desintegrado. Los tengo guardados en el vestidor, pero existe esa necesidad de estrenar.

El documental que lleva por título "God save my shoes" lo habré visto una infinidad de veces, no es raro en mí el ver una y otra vez una cosa si me gusta mucho. Es interesantísimo al igual que el que lleva por título "Pasión por los tacones". En ellos cuentan cosas como que los zapatos son capaces de hacer feliz a una persona, hay gente que les pone nombres, otra mujer dice que tiene tres armarios llenos, en un armario tiene 1.400 pares y en otro 900, incluso da las claves y pautas para aprender a andar con zapatos de tacón alto.




Hay mujeres que declaran que los tienen como verdaderos tesoros, sean caros o no. Se trata de deseo no de necesidad. Durante el documental se repite mucho la palabra pasión. ¿Sentimos eso realmente o es excusa para justificar la compra masiva?

Las hay que son adictas a las botas, otras al tacón sin duda. A mi personalmente me gusta mucho el tacón, me siento cómoda con ellos, me levanta el ánimo aunque tengo que reconocer que tengo un par que son tan incómodos que sólo me los he puesto un par de veces, pero me encantan...




Series como Sexo en Nueva York habla de zapatos de un forma especial, incluso hay un episodio dedicado a ellos. Esta serie según el documental hizo que la venta del calzado femenino se incrementara más aún si cabe. 

Dicen que los zapatos hablan sobre nosotras, sobre nuestra personalidad, el estado de ánimo, la forma de ser.

Tengo un par guardado que son muy especiales para mi, ya no me los pongo, tienen unos 14 años, y es curioso pero cada vez que los he visto he sentido todo aquello que sentía en la época cuando me los compré y no puedo deshacerme de ellos. 

Cuando estaba escogiendo el nombre para el blog, entre todas las cosas que me gustan salía la palabra tacones, y en mi móvil, en el estado de mi whatsapp tengo un tacón rojo ¿por qué será?

Dicen que las mujeres no tenemos punto G, tenemos el punto Z de zapatos. ¿Es cierto?



(fotos: Pinterest)

martes, 18 de septiembre de 2012

¿Quién pierde?

Hace unos días estuve en el tanatorio. Acompañaba a mi madre. Su amiga, de 57 años de edad ha dejado desolados a sus hijos, su marido, sus amigos...No me gustan los tanatorios. A nadie le gusta. A mi me deja el cuerpo raro. 

Todos tenemos que pasar por ahí y a mi me da miedo. No de que mi cuerpo sea el que está ahí, sino el de alguien querido. La hija de la amiga de mi madre, tiene mi edad y se ha quedado sin su madre. Que miedo. 

Es curioso que en el tanatorio se habla de todo. Incluso hay gente que se ríe de cosas. No me gusta que haya cafetería, bueno no, no me gusta el jaleo, ruido y club social que se forma en la cafetería. No es sitio para eso, tampoco se está tanto tiempo allí como para tomar unas tapas o ver un partido de fútbol. 



Se habla de la pérdida importante para los familiares. Decía el viudo que su esposa no está pero el que ha perdido realmente es él, son sus hijos. Ella perdió la vida pero a él le queda lo peor, enfrentarse a una casa vacía, a sus cosas, a la soledad.

¿Quién pierde realmente? El ser se va, los que se quedan aquí lo recuerdan, lo extrañan, lo nombran, lo echan de menos. 

Sea como sea, la pérdida es mutua...



(fotos: Pinterest)

lunes, 10 de septiembre de 2012

Propósitos

Hay gente que se toma el comienzo de curso, la vuelta de las vacaciones o  la rutina como el principio de una nueva etapa. Y cuando comienza una nueva etapa una se plantea hacer esa lista de cosas que queremos hacer en serio. Cosas como empezar con esa dieta, dar clases para aprender algún idioma, retomar el contacto más frecuente con algunas amistades...Esa lista es casi la misma que al principio de año y la pregunta es ¿Cumplimos algo de todo eso?
 
 
 
No creo en esos propósitos que se hacen. El mío, el más inmediato es hacer ejercicio regularmente, no voy a escribir a diario porque dudo mucho que lo vaya a cumplir. No me gusta hacer ejercicio en verano. Me niego. No me gusta sudar en cero coma y estar muerta en uno coma, así que lo dejo para cuando llegue el tiempo más fresco. Parece que cuesta menos subirse a la bici, salir a correr o hacer flexiones. Así que haré acopio de mis cremas, de mi cuadro de ejercicios y en cuanto caiga la primera hoja anunciando el otoño empezaré a emular a Eva Nasarre.
 
¿Qué hay del idioma? Pues he empezado. Y lo he hecho con el francés, ¿por qué? Porque me gusta mucho más que el inglés que ya estudiaré a fondo.
 
Llamaré a las amigas que no he visto en verano y nos pondremos al día.
 
 
 
Sinceramente, me gusta la rutina. Me gusta tener planificada la semana y esperar con ganas el fin de semana. Lo que no tengo muy claro es que si estos propósitos sirven para algo. ¿Por qué paramos muchas cosas en verano? Estamos más despistados, viajamos, veraneamos...
 
¿Cuánto tenemos que esperar para comprobar que sólo nos hemos quedado en el propósito número uno? ¿Cuándo debemos tirar la toalla? ¿A principios de año cuando cojamos la lista del año nuevo?
 
A propósito, ¿tenéis alguno original?
 
 
 
 
 (Las fotos son de Pinterest)
 

lunes, 3 de septiembre de 2012

Sexto sentido...

No, en ocasiones no veo muertos ni nada por el estilo. Me daría mucho miedo y no lo contaría aquí. Lo que sí tengo y es desde hace mucho tiempo, más del que me gustaría admitir, es un sexto sentido con la gente. Con situaciones. Y al igual que con los fantasmas también me da miedo.
 
Miedo porque no me equivoco. Al final me salgo con la mía. Es ese raro presentimiento que entra y que al final acierta. Y no me cuesta nada averiguar este tipo de cosas. Las cojo al vuelo. Me gustaría tener el descaro de decirle a esa persona al momento que se lo que pretende, que se de que va, que se lo que está tratando...pero doy segundas oportunidades. Espero a que llegue ese momento del "lo sabía" y duele poco porque como ya lo presentía es como si estuviera preparada.

 
 
Esto y ver fantasmas es casi parecido. ¿Qué podemos hacer con ese tipo de gente que te exprime y luego te deja así? ¿Qué hacemos con ese tipo de gente que se cree que sale airosa de una situación y lo peor, no es consciente de que hay personas que saben como son y de que van?
 
Cansada estoy de tener ese no se qué que me dice como es alguien o el desenlace de una historia y no equivocarme. Porque si es bueno no estamos hablando de nada y este post no tiene sentido, pero si es malo la cosa cambia. Nos pasamos la vida conociendo gente, confiando (o tratando), dando oportunidades, dándolo todo en el trabajo, con los compañeros, con los amigos...para luego llevarte unas decepciones de aúpa.
 
Así que aquí le dejo un mensaje a mi sexto sentido, "Por favor, deja de avisarme, aparca durante un tiempo esa intuición que sí, que se que es innata, pero no quiero llevarme decepciones antes de tiempo, y si eso no es posible, dame todo el valor posible para decirlo en el momento. ¿Puede ser? "
 
A veces que complicadas son algunas cosas...

 
 
 
 
 
 


sábado, 1 de septiembre de 2012

Esa sensación al recibir un premio...

Una de las alegrías que te da tu blog es los premios virtuales que entre las bloggeras nos damos. Ahí te das cuenta que hay gente que a la hora de nominar se acuerda de ti por algún motivo, por un post, por un comentario que le dejaste en alguna de sus entradas, por esa foto bonita, por un tema más o menos  impactante...por infinidad de cosas.
 
Integral Woman es un blog que hay que mirar, leer, curiosear las fotos. Desde que lo descubrí no me pierdo ninguna de su actualización y le dejo algún comentario. Me gusta como se expresa. Y no digo esto porque me haya otorgado un premio. Sino porque es así. Gladys es una de esas chicas que escribe con gusto, con pasión, se nota que le dedica tiempo a su blog.  
 
El premio me gusta y su significado también. Diversión 1 Competitividad 0, porque ¿No es diversión tener un blog?  ¿Encierra algo de competitividad? No me lo había planteado así. Yo lo tengo por diversión, no por el número de personas que hay leyendo las cosas que se me ocurren. No por las visitas que genera. Pienso que en la vida ya hay que competir con demasiadas cosas como para encima hacerlo a través de un blog. Se trata de hacerlo bien, no de pensar como lo hacen otras chicas para obligarnos a mejorar.
 
El premio es bonito y tengo que darlo a aquellos blogs que tengan menos de 200 seguidores. Lo tengo difícil porque la verdad, sigo blogs buenísimos con una infinidad de lectores, pero alguno hay, así que mis elegidos son:

T.C.B (Todo Cabe en mi Bolsillo) de la autora María José

Desde la orilla de la autora Edurne.

El desván de Noelle de la autora Noelia.

Gladys, mil gracias por hacerme feliz. ¡Nos leemos!

 
 
 

lunes, 6 de agosto de 2012

Trabajazo

Que hay trabajos duros los hay, sacrificados, mal pagados, mal mirados...Pero lo que es un trabajazo es ser una egoblogger.

Me levanto a las 6 de la mañana para ir a trabajar. Os aseguro que a esa hora no tengo ganas de nada y  menos de hacerme fotos. Que trabajazo es elegir la ropa cuidando que no hayas repetido ni siquiera el esmalte de uñas. Buscando lugares nuevos porque ¡cómo te vas a arriesgar a que critiquen el mismo fondo!, pensar en tener el pelo ideal, mejor por la mañana porque después de una jornada en la oficina, a las 3 de la tarde lo que empezó siendo un pelazo se ha quedado en pelitos. No te lleves ese cómodo bolso, mejor esa cajita que aunque no quepa nada y no quede natural es chic...


A mi, que cuando algo me gusta me lo pongo hasta decir basta, esos pendientes que como me den por ellos acabarán pareciendo un tatuaje.¿Y el fotógrafo?. Ese novio, amigo, colega, sufridor fotógrafo que seguro que saca dos millones de fotos, entre las que se encuentran, el detalle del cuello de la camisa, del puño, esa pulsera chachi que jamás volverá a ser fotografiada para el blog, el cinturón, las gafas de sol, una sonrisa... para que sean seleccionadas unas cuantas.

Las admiro profundamente. Ya no sólo por hacer eso, sino por mantenerlo. Mantener la compostura cuando algún alma despiadada depelleja a la autora del blog porque sí, porque es gratis opinar pero qué cotizada deber estar la educación...O que poco repartida. Es un trabajo hacerte las fotos, descargarlas, escribir el post, actualizar el blog a menudo, leer y contestar a los comentarios...


Así que egobloggers del mundo, os merecéis una medalla, vosotras y vuestro fotógrafo, porque eso que hacéis es un trabajazo para el cual yo no estoy preparada...



jueves, 19 de julio de 2012

Un jardín sin flores

Estoy harta, cansada, aburrida...hasta el moño de la expresión "no tener un hijo es como tener un jardín sin flores" Y todo viene a mi decisión de no querer ser madre. No me gustan los niños. No me veo con ellos. No tengo el reloj que marca la maternidad. Al menos mi reloj, o suena muy poco o está parado completamente. No se si quiero realmente tener un hijo.




Esas mujeres mayores que no tienen otra cosa mejor que hacer que organizarte la vida y tu lejana vejez, que te amenazan con que te vas a quedar sola, que te tachan de egoísta cuando nombras la palabra sufrimiento, que serían felices si tuvieras un hijo porque tienes que renunciar a tu vida porque ya la tienes cambiada para siempre...


Esas mujeres mayores que cuando no tenías novio te preguntaban que cuándo lo ibas a tener, que cuando lo tienes te decían que la boda para cuando y ahora te hablan del jardín y del arroz pasado.



Señoras que cuando les digo que no me gustan los niños me miran con cara rara y me dicen que no es lo mismo tener un sobrino que tener uno propio. Y la verdad, tienen razón. No es lo mismo, porque cuando el niño de otra se pone insoportable, malito, echo un trasto, ella lo aguanta y yo tan ricamente me olvido de todo eso.


Y es que paso de explicarle a una persona desconocida para mí los motivos que tengo para pensar de esta manera. Tener un hijo es una opción en la vida y no tengo claro si la contemplaría en la mía...

A esa gente que se preocupa por mi descendencia las mandaría a tomar...una fanta.


Y yo a divertirme.

(las fotos son de Pinterest)