lunes, 23 de enero de 2012

No se lo cuentes a nadie

¿Hasta que punto somos capaces de guardar un secreto? Si decimos "mis labios están sellados" ¿es para siempre? Si es verdad que los secretos se van con uno a la tumba, el cementerio estaría lleno de historias inconfesables.

Un secreto, ¿dura lo que dura una relación? Con el paso del tiempo, el secreto ¿pierde fuerza? ¿es menos secreto si pasa mucho tiempo o con la persona ya no tenemos relación alguna?

Dicen que la información es poder y es más valiosa incluso que el dinero, ¿seríamos capaces de revelar cualquier información a cambio de un buen puesto de trabajo, de dinero o por congeniar con la persona a la que se lo revelamos?


He tenido y sigo teniendo en mi poder secretos inconfesables porque prometí no decir nada, pero pienso que cuando alguien cuenta un secreto ya se vuelve confesable. En una conversación, dije lo que muchos decimos, "que esto no salga de aquí" y me salieron al paso diciéndome "pues no lo cuentes" porque en algún momento por despiste o por maldad se puede contar.

Guardar cualquier tipo de información ¿es difícil? ¿es complicado confiar en el ser humano?

Según un estudio realizado a 3.000 mujeres británicas de entre 18 y 65 años, las mujeres no pueden guardar un secreto más allá de dos días y  suelen contarlo a sus parejas, amigas íntimas o a un familiar. Tardan en revelarlo 47 horas y 15 minutos y tras contarlo suelen sentirse culpables.Sin embargo, el mencionado estudio dice que el 75% de la población femenina se ve capaz de guardar un secreto y un 85% se consideran personas de confianza.

De momento, los secretos míos que he podido contar, no han sido revelados que yo sepa, señal que he sabido a quien se lo cuento. Tampoco he contado mucho porque he sido reservada y he querido guardármelo para mí.

¿Es complicado encontrar  una persona en quien confiar?

Ya sabes, si no quieres que algo se sepa, no lo cuentes...ni en confianza. 

lunes, 16 de enero de 2012

Vogue

No sabría decir cuántas veces he visto el documental sobre la edición de Septiembre de Vogue USA pero si puedo decir que cada vez que lo veo me sigue fascinando. Vogue, la biblia de la moda para muchas es una de las cabeceras más vendidas y demandadas. Con unas portadas muy cuidadas, finas, elegantes, de calidad y que decir de los artículos que la componen y las maravillosas fotografías. Cada mes, somos muchas las que esperamos el nuevo número y aunque también muestre zapatos, bolsos, ropa... que solo unas privilegiadas podrán poseer, nos encanta verlos una y otra vez. 


Viendo el reportaje donde además de contar como fue la edición de Septiembre de Vogue USA, se desgrana la fuerte personalidad de su editora, Anna Wintour, me llegué a preguntar ¿es necesario ese carácter frío y despiadado para conseguir que esa publicación tenga el éxito que posee año tras año? ¿Es necesario que te cuelguen el cartel de dama de hielo para ser la número uno? Si no tenemos un jefe con esa forma de ser ¿rendimos igual? Si un jefe quiere o está obligado a conseguir unos objetivos ¿tiene que tratar así a su equipo de trabajo? El éxito de Vogue ¿se debe también a la forma de ser de Anna Wintour?
Y al equipo ¿le merece la pena aguantar esos desaires? ¿No se obtendrían los mismos resultados si fuera algo más agradable? 

Y los diseñadores que están supeditados a su decisión ¿no tienen el poder de decir lo que mostrar en un desfile u otro? ¿Vale más la palabra de una editora jefe que la de un genio de la moda? 
¿Tenemos que regirnos por el a veces cuestionado buen gusto de la Wintour

Durante el reportaje, le preguntan a la hija de Anna, si se dedicaría al mundo de la moda, si trabajaría en la revista y contesta con un rotundo NO, que respeta ese mundo pero piensa que no está hecho para ella, supongo que tiene otra visión, distorsionada o no, de la moda. 
De un plumazo, Anna, se carga horas de trabajo, con un "ésta no" se deshace de fotos que para cualquiera serían fabulosas, pero si ella dice no, no se incluye en el número y punto.


De eso mismo se queja en el reportaje, la directora creativa Grace Coddington, del tiempo, trabajo y dinero invertidos en una sesión de fotos, que para ella son espectaculares pero para su jefa no lo es, y no es capaz de cuestionarle nada. Siente como no valoran su trabajo y dice que lo cuida al máximo para que salga perfecto y sin mediar palabra, va a la papelera. ¿Merece la pena esta frustración por Vogue?

 
Personas tan valiosas, tan cualificadas, con años de experiencia, no tienen voz para defender lo suyo y exponer su punto de vista. 

¿La satisfacción? Que una vez que la edición más grande de la historia sale a la calle, se disparan las ventas y cada trabajador, por pequeño que sea se siente orgulloso de su trabajo y siente que forma parte de cada página. 

Sin ese carácter frío, ¿se consigue lo mismo? ¿Eso es Vogue? 

Por el catwalk no solo desfilan modelos, también lo hace Anna Wintour...




martes, 10 de enero de 2012

Lo que esconde...

una agenda. No se que me pasa con este tipo de objeto. Me encantan las agendas. Llevo una agenda que es como mi diario. En ella apunto de todo y si alguien la encontrara podría conocer facetas de mí con solo ojearla. Siempre llevo la misma, es una agenda donde puedo cambiar el recambio, añadirle hojas, fundas para fotos, tickets, etiquetas, tarjetas...Y si voy a una tienda o librería donde hay agendas, no puedo evitar verlas, por el simple gusto de cogerlas y ver como son.


Pero mi obsesión o gusto por este pequeño cuaderno va más allá. Si veo a alguien que lleva una, me entra la curiosidad de ver como es por dentro, ver como está organizada y sobre todo leer lo que hay escrito. ¿Se trata de ser fetichista? Me gustaría ver las agendas de los demás, pero no me haría ni pizca de gracia que alguien viera la mía...Mi pregunta cuando veo a alguien con una es, ¿que habrá escrito? ¿en qué color? ¿tendrá fotos?

No solo tengo una, tengo varias, una para el bolso y tengo otras tres a lado del ordenador donde suelo apuntar los blogs que me gustan, recetas de cocina, páginas webs interesantes....

En el blog de Teté Valero "Armas de Mujer" podemos leer un post que publicó sobre una agendas preciosas...

Cuando   acaba un año me gusta ver lo que he escrito durante los 365 días, con quien he quedado, que buenas noticias he tenido, no puedo evitar las malas...

¿Qué me deparará este año?

domingo, 1 de enero de 2012

Queridos Reyes Magos

No voy a empezar la carta diciendo lo buena que he sido, porque si soy sincera, he sido buena según los días, hay días en los que he sido un ángel y otros en los que solo me ha faltado el tridente, bien, porque he estado enfadada con algo y lo he pagado con quien no debía o bien porque he tenido un mal día y punto. 


Que carta queréis, la que quiero yo o la que debo entregaros. Si queréis la que quiero yo, me gustaría que me trajérais una estancia durante una temporadita en un pisito al lado del Sena, sí, soy una pesada con París, cansina a veces, pero qué queréis, es mi ciudad...todo esto sin dejar de recordaros que no soy hija del señor Amancio Ortega, así que podéis acompañar a mi petición una tarjetita de crédito para sufragar los gastos varios. Quisiera tener también un chófer permanente en la puerta de mi casa para que me lleve donde me apetezca, que me espere con un Starbucks y con el Vogue para hacer más ameno el camino, y por supuesto, en mi cartera, la tarjetita de crédito de antes...

Con estas dos cosillas de nada me conformaría ¿no sois Magos? pues eso...A ver, no me digáis que lo importante es tener salud, gracias a Dios tengo a raudales según mi último chequeo médico. Está muy bien pedir por la paz mundial y por la erradicación del hambre en el mundo, pero si lo pido yo sola ¿me vais a hacer caso? para vosotros ¿cuenta eso de que la unión hace la fuerza? pues si me lo permitís, no voy a desperdiciar mi deseo en algo que bien podrían arreglar los gobiernos.


La carta que queréis es la de todos los años, pasar un día feliz de Reyes con mi marido, es nuestro aniversario de boda y con estar juntos somos muy, muy felices y los regalitos que tengamos pues eso, que sean bonitos, para ser usados, para tenerlos, en fin, que podéis traer lo que queráis, solo espero que acertéis... Mientras llegáis endulzaré la espera con un trocito de roscón...

Querido Reyes Magos, ¡gracias por hacerme feliz!