vida como siempre. Por lo menos en mi caso. ¿Qué cambios hay de un año a otro en nuestros hábitos? Ninguno. No hago propósitos para los próximos 365 días, no me apunto a ninguna escuela de idiomas para terminar de aprender el odiado inglés, no voy a ningún insufrible gimnasio, no empiezo ninguna dieta porque se que no la voy a seguir, soy más de privarme de cositas...entonces, ¿es necesaria esa pérdida de energía en pensar en hacer cosas que no he sido capaz ni de plantearme durante este año?
En vez de plantearme ciertos retos, porque para mí esos cambios son retos, procuro mantener mis hábitos, largos paseos con mi Fendi (no, no es un fabuloso bolso, es algo más, es un maravilloso labrador de dos añitos), es ejercicio al fin y al cabo, seguir leyendo los libros que me gustan, tengo en mente unos cuantos, seguir quedando con gente agradable para tomar café, comer, charlar...seguir planificando días inolvidables que pasar con mi marido...
Y los balances que se hacen al final del año ¿para qué sirven? Para entristecernos si ha sido un año regular, si ha sido genial eso que ganamos, buenos recuerdos, pero el balance ¿tiene sentido?
No creo en eso de "Año Nuevo, Vida Nueva", tenemos una forma de ser, una personalidad, unas convicciones, una rutina diaria, unos proyectos que se llevan a cabo o no, se cumplen o se quedan en el olvido. Yo prefiero el "Año Nuevo, Vida como Siempre" porque quiero mi vida tal y como está. Tengo la suerte de tener una vida maravillosa y no quiero una nueva. Tengo todo aquello que pueda desear o necesitar.
Cuando me tome las 12 uvas, pensaré que el año que viene seguiré siendo la misma, auténtica como siempre he querido ser...