lunes, 13 de abril de 2015

Las cicatrices ¿sanan?

Dicen que si algo está para ti viene tarde o temprano a tu vida. Trabajo, amor, oportunidades nuevas...y los amigos que se fueron. Sí, es todo verdad. Lo digo por experiencia. 

Y no está mal eso de que los amigos que se fueron vuelvan siempre y cuando hayan sido eso, amigos. De los de verdad, incondicionales, de los buenos. Pero si son de los que en tu momento más triste no han estado ¿quieres que vuelvan? ¿Por qué haces eso destino? Si esa herida que tienes tardó en cicatrizar ¿para qué abrirla? 

Pues así estoy yo. Tengo una herida que cicatrizó pero por un lado está casi sangrando de nuevo. Lo mío me costó para que cerrara, muchos ratos de lloros preguntándome por qué me mi "amigo" me hacía ese daño. Por qué me dejaba sola y por qué se llevaba una parte de mí. Preguntándome dónde han ido a parar tantos cafés, almuerzos, charlas y confidencias. 

Un día me levanto y lo mando todo a tomar viento. Lo mando a él. No me interesa ya, me da igual lo que haga y me da igual si quiere o no llamarme, además, nos separan ya 400 kilómetros de distancia y otros cuántos más emocionales. 

Ya no lloro por él, ya me da igual lo que ha hecho con mis recuerdos, con todo lo que sabe de mí. Y sonrío. Lo dejo encerrado en una caja, sin llave, un fallo por mi parte. Pero encerrado ahí. 

Pasa el tiempo. Y nos cruzamos por mi ciudad, la que dejé para irme a otra a emprender una nueva vida. Solo bastó una mirada para que se de diera cuenta de lo valiosa e importante que es mi amistad para él. No hubo palabras, solo una mirada. Ese mismo día se suceden los whatsapp detrás de otro, desde pidiéndome perdón y otra oportunidad hasta diciéndome que me echa de menos.

Y la sangre de mi cicatriz qué. Qué pasa con ella, quién la seca de nuevo. 

No sé qué hacer porque no soy rencorosa. Me puede más el valor que tienen todos esos años de amistad con él que todo lo mal que lo he pasado por no haber sabido tratarme como merecía. 

Me creo su arrepentimiento pero me da miedo pasarlo mal de nuevo. Dudo entregarme como al principio, el temor está ahí. Y por más que me asegure que no volverá a pasar tengo mis dudas. Dudas justificadas. ¿Quién, quitando a los masoquistas, quiere pasarlo mal de nuevo? Yo lo que quiero es estar bien.

Así que aquí estoy, he comprado más vendas, más betadine por si acaso esta herida vuelve a sangrar de nuevo. Y en un post-it que he pegado en un lugar visible he escrito "una nueva oportunidad y ya está".

A ver qué pasa. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario