sábado, 7 de noviembre de 2015

Mochilas

Pocholo buscaba con ansia su mochila y yo me deshago de ellas. Las mías son las mochilas emocionales y tengo la costumbre de coger una para cada cosa. La mochila de los amores frustrados, la de las amistades que merecen la pena, la de las que no, la de la familia, la de las cosas que hicimos y la de las de cosas que se quedaron sin terminar. Esas.

Hace un año me mudé de ciudad, de casa, de trabajo y de amigos. Me traje conmigo todas mis mochilas. Me he deshecho de la mochila donde estaban las amistades falsas. Me ha costado casi 15 años darme cuenta que no eran verdaderas. Ha costado 15 años que se les caiga la máscara. Han sido casi 15 años de mi vida compartiéndola con gente que no merece la pena y yo me los traigo en mi mochila. La he tirado al río Genil. Está en Granada, donde vivo. 

Al principio duele descolgarse del hombro esa mochila, pero al final ves que vas más ligero y ese espacio puede ocuparlo algo realmente importante o interesante. Y se trata de que seas feliz llevando el peso que elijas. Y yo elegí no llevarlos a ellos. Los 15 años de amistad falsa también los tiré junto con las ganas de hablar del tema, los reproches, las respuestas ingeniosas que se me ocurren en mi discusión imaginaria...

Prueba. Hazlo. Elimina de tu vida aquello que no te deja continuar. Aquello que te borra la sonrisa, que te preocupa. Aquello que ocupa parte de tu pensamiento, eso que nubla lo que parecía un día radiante. Da igual. Esa gente quedó en el camino (o en el puente donde tirarte la mochila). Esa gente no se preocupa por ti, le da igual si estás bien o simplemente estás. Deja ese sitio a personas que verdaderamente tiene ganas de saber de ti, no solo en tu cumpleaños.

Cambia de trabajo en cuanto puedas si el que tienes no te hace feliz. Con ese familiar con el que rozas o hablas o pasas, dale la importancia que merece. Los amores frustrados son eso, amores que no eran para ti, no merece la pena. Las cosas que no hiciste las puedes hacer todavía porque estás vivo y las que se quedaron sin terminar, o las terminas o las das por terminadas y te centras en otra cosa. Se trata de ir ligero, de no arrastrar cosas por hacerlo, por miedo o pena a dejar un pasado. El pasado es eso, pasado y es mejor afrontar el presente y esperar al futuro con sitio donde guardar cosas chulas y que te hagan feliz.

De verdad, cuesta al principio, pero una vez que te deshaces de ese peso, oye, qué ligero vas y qué bien.



(Foto: Pinterest) 

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