viernes, 18 de noviembre de 2016

Espacio libre de humo y de niños.

El otro día leía el post que escribió una mujer quejándose de lo aislados que nos estamos volviendo. De la falta de ganas de empatizar con el otro, de las protestas a comportamientos que no soportamos sin darnos cuenta, que según ella,  nosotros también hemos caído en esa forma de ser alguna vez en la vida, o en alguna situación.

Alababa la idea que hubiera un vagón del silencio. Le parecía maravilloso no tener que escuchar a mujeres contarse sus cosas, a gente hablar por teléfono gritando o a empresarios hablar de lo bien o mal que le había ido la jornada laboral. Ella disfrutaba de ese momento en silencio para leer tranquilamente, escuchar música o como decía, mirar por la ventanilla en el más completo silencio.

Pero eso sí, no le parecía correcta la queja de algunas personas cuando en un restaurante hay niños corriendo, gritando, levantándose de la silla...

Ella dice que es madre. Y que le molesta ver en algunos restaurantes cómo se prohíbe la entrada a niños, dice que nos estamos encerrando en nuestra particular burbuja a no querer tolerar a los niños de los demás. Que entiende que hay padres muy maleducados que malcrían a sus hijos pero los hay que educan a los suyos muy bien. 

Y aquí va mi opinión. Si ella elige el vagón del silencio para viajar tranquila sin ruidos y sin ser molestada ¿por qué no puedo elegir un restaurante sin ruidos de niños gritones para comer tranquilamente y relajada? Si a ti no te gusta el vagón del ruido a mí no me gustan los niños escandalosos. Si quisiera escuchar y ver a niños corretear, gritar, caer la bebida o llorar porque no quieren seguir comiendo me voy a Mc Donalds. 

Si quiero pasar un fin de semana de desconexión total del mundo me busco un hotel donde el alojamiento de niños no está permitido y no pasa nada. Porque para eso existe esa opción. 

No es que quiera meterme en mi burbuja y no relacionarme. No es eso. Es la libertad de elegir comer como te gusta o no. No se trata de que no me gusten los niños, se trata de, si yo no los tengo ¿por qué tengo que soportar a los de los demás si tengo opciones para no hacerlo? 

Si yo tengo que aguantar a tu niño, aguanta tú también los ruidos del vagón dónde van los demás. Porque tal vez tú te metas en la burbuja cuando lo necesites, que en realidad eso lo hacemos todos. 

Se trata de tolerar a los demás, claro que sí. Si yo puedo tolerar y entender que ese comportamiento es el normal para un niño pequeño, debes entender también que no tengo por qué soportarlo teniendo donde elegir.

Tal vez, esos lugares con el cartel de "prohibida la entrada a niños" no existieran si los padres supieran educar bien a sus hijos, pero claro, son niños...





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