lunes, 30 de septiembre de 2013

Sin conexión.

Todo va bien hasta que nos damos cuenta de que no tenemos conexión en el móvil. Empezamos a sudar, a respirar con dificultad. Creemos que nos van a enviar todos los whatsapps del mundo y no los vamos a leer, llevamos semanas sin recibir un correo pero justo cuando no tienes conexión te llega y no lo puedes ver, y lo que es peor, en Twitter los ingeniosos van a estar sembrados y te lo vas a perder. Y te quieres morir. Cruzas los dedos y esperas a que el satélite quiera devolverte parte de tu vida, parte de tu motivo para existir. La conexión. 

Y una vez que la tienes y te das una vuelta por las redes sociales, tu segunda casa, te das cuenta de que nada ha cambiado. Gente que se queja, otra se ríe, otra recomienda...Todo igual.

Si la conexión empieza a fallar con asiduidad nos planteamos cambiar de compañía. Y ya le echamos cuenta a Jesús Vázquez y a sus sabios consejos. Y cambiamos. Y la felicidad vuelve a tu vida. Ella te quiere y tú la adoras. No te deja, está ahí para alegrarte pero si vuelve a darte la espalda  vuelves a cambiar. Vuelta a empezar.

Pero qué fácil es ¿verdad? Y con la gente, ¿es igual? Estás con una persona y tenéis buena relación, gustos similares, descubrís cosas juntos y todo va como la seda. 

Pasa el tiempo y el nexo falla. Ya no fluye como antes y Jesús Vázquez no te puede solucionar el problema porque no es cardiólogo ni psicólogo, es presentador de televisión. Lo tienes que solucionar tú. O sigues con una mala compañía que te da a medias alegrías o te lías la manta a la cabeza y te arriesgas a buscar otra. Pero ¿merece la pena dejar lo que has construido? Pienso que sí, porque si una construcción no está bien hecha desde el principio al final se cae sola. 

Al fin y al cabo, dos personas se unen porque son afines, porque dos hacen uno. Es una cuestión de elección y si no funciona, podemos empezar de nuevo. Porque se puede. Y si eres valiente y cambias te darás cuenta de que la vida sigue, siguen llegando los whatsapps, los e-mails, el ingenio a Twitter y eres el mismo pero más feliz porque has vuelto a conectar. De verdad.

He conocido a personas con las que he tenido una buena relación al principio pero que no funcionó y otras, perduran en el tiempo porque a pesar de no vernos o hablarnos en días tenemos no solo una bendita conexión sino una muy buena cobertura. 

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