viernes, 21 de octubre de 2016

Mujeres

El otro día, en una reunión de amigos, hablábamos de las mujeres, del feminismo de cómo éramos entre nosotras. Y estábamos todos de acuerdo en lo mismo. No somos buenas personas entre nosotras.

No nos ayudamos, no nos importa pisarnos para ascender, hablamos mal a nuestra espalda, no tenemos lealtad, existe la amistad hasta cierto punto...

No soy feminista. Quiero igualdad entre hombres y mujeres. Quiero que una mujer cobre por el mismo trabajo que realiza un hombre. Quiero que si tiene hijos no solo la conciliación familiar sea cosa de ella, sino del padre también. No quiero que tengamos que demostrar cada día que podemos ser lo más parecido a superwoman, que somos capaces de llegar a todo, que podemos trabajar y tener nuestra casa limpia y nuestros hijos alimentados y cuidados.

Y quiero que entre nosotras nos ayudemos. Y no lo hacemos. He tenido compañeras de trabajo que han sido unas auténticas arpías, de esas que se alegran si el jefe te echa la bronca del año y de esas que se mueren de envidia si te dan un ascenso o te reconocen tu buen trabajo delante de los demás. He tenido compañeras que me han visto apurada con el agua al cuello y su única ayuda ha sido echar un poco de agua más. He tenido compañeras que no han movido un dedo ni por mí ni por las demás. 

He tenido amigas que se han alegrado de haber engordado unos kilos, que han tenido celos porque he perdido esos kilos y me he puesto cañona. Amigas que no se han alegrado de mi prosperidad en la vida, han envidiado mi cambio de vida y me han dado de lado. Amigas que me han aconsejado mal, que al darme la vuelta me han clavado un puñal por la espalda.

Y no solo me ha pasado a mí. Les ha pasado a más mujeres que conozco. Sin embargo entre los hombres eso no pasa. Entre ellos son más nobles, más "inocentes", más fieles. Ellos son auténticos compañeros de trabajo. No tienen la maldad que tenemos nosotras.

No soy machista tampoco. Pero prefiero tener compañeros de trabajo a tener compañeras. He tenido la suerte de trabajar en varias empresas. En algunas de ellas había más perfil femenino, en otras abundaba lo masculino y para mí ha sido mucho mejor. Eran consejos de verdad, ayuda de verdad. Me he sentido mejor.

Tal vez haya sido una mala experiencia con mis compañeras de trabajo y amigas. Pero hablando con más mujeres no soy la única que piensa así. 

¿Por qué somos así entre nosotras? ¿Por qué existe esa rivalidad? Somos mujeres. Con nuestros defectos y virtudes y qué mejor que entre nosotras para entendernos, ayudarnos y apoyarnos. Deberíamos estar más unidas, ayudarnos más, defendernos más. 

Si lo hiciéramos seríamos aún más fuertes...  




No hay comentarios:

Publicar un comentario