viernes, 16 de diciembre de 2016

La diosa de la Fortuna

"Si este año nos tocara la lotería..." Y mirando al infinito mi marido soñaba con ser agraciado en el sorteo de la Lotería de Navidad. Estábamos sentados en un banco en el mirador de San Nicolás en Granada hablando de nuestras cosas, con el sol dándonos calor y yo me sentía afortunada. Aún quedando una semana y pico para el sorteo del Gordo.

Le dije "ya nos tocó la lotería, vivimos en una ciudad preciosa, podemos subir aquí siempre que queramos, nos cambió la vida a mejor, ¿qué más lotería quieres?"

La monetaria. La que nos quitaría las hipotecas que tenemos, la que nos daría el capricho de hacer un viaje largo. Esa, la que no te da la felicidad de pasear por una ciudad mágica, la que no te da salud, la que no te da una familia que te quiere, unos amigos con los que contar en los malos momentos y reírte en los buenos.

Ponemos la ilusión en un sorteo donde tenemos unas posibilidades ínfimas de que nos toque. 

Yo me siento muy afortunada desde que cambié de vida. No pido tener muchas cifras en mi cuenta corriente. Si me tocara estaría encantada, claro que sí, pagaría las deudas que tengo, compraría muchos regalos, ayudaría a quien lo necesita. Pero si no me toca, que es lo más probable que me ocurra, me levantaré y al sonreír diré lo que digo cada mañana "Gracias, Dios mío, que me ayudas cada día y me regalaste vivir en un sitio al que adoro. Gracias por tener salud y la gente que quiero está sana y fuerte".

Ahí busco yo a la diosa Fortuna, en mejorar, en apostar por un cambio y conseguirlo, en buscar amistades buenas y lograrlas, a seguir queriendo a todo el que me quiere, a cuidar de quien me necesite.

No la busco en un boleto, en una papeleta, en un sorteo. Soy feliz con lo que tengo. Y me alegro mucho cuando en realidad el Gordo de la Lotería de Navidad cae en una familia que no tiene para comer, que vive mal, que perdió la ilusión. 

Eso sí, me han regalado lotería, no he mirado los números, no sé si son feos o bonitos. El día 22 de diciembre me levantaré temprano, pondré la tele y desayunando veré el sorteo, no con la esperanza de hacerme millonaria, no, sino porque el soniquete de los niños de San Ildefonso ya me anuncia que llegó la Navidad.

Feliz sorteo. Que la diosa de la Fortuna os sonría de esa forma que queréis.


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