viernes, 19 de mayo de 2017

Flores

No me gusta que me regalen flores. Me gustan, son bonitas y entre mis preferidas están las rosas blancas. No me hace ilusión que me regalen flores aunque vengan con un regalo material. Las flores duran poco, se mueren, hay que cuidarlas y baratas no son.

Alegran la casa y por eso de vez en cuando compro alguna, tres como máximo. 

Bombones. Eso sí que es un buen regalo. Es sonrisa al instante. Es abrir la caja de bombones y la felicidad fluye. No sabes cuál elegir, todos tienen una pinta estupenda. Son bonitos y deliciosos. No es dinero tirado el que se gasta en unos ricos bombones.

Me encanta pararme en los escaparates de las bombonerías y observarlos, comprarlos, probarlos. Es una obra de arte lo que es capaz de hacer algunos con el chocolate. Chocolate negro, con leche, con almendras, nueces, blanco, con fruta...bombones rellenos de crema, de licor, de mermelada...

El otro día estuve en una boutique porque una Personal Shopper además de asesorarnos como clientas a la hora de comprar, nos contaba trucos para acertar con nuestro look y saber comprar mejor nuestras prendas según nuestra tipología, color de la piel, el cabello y los ojos...Bueno, durante la jornada brindamos con cava, tomamos unos pasteles, pero los ohhh! y los ahhh! vinieron cuando sacaron las bandejas con los bombones. Nos acercamos a las bandejas como moscas a la miel. Y no sabíamos elegir solo uno, los queríamos todos.

¿Qué efecto hará en nosotros el chocolate? ¿Por qué nos alegra tanto una caja de bombones?






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